miércoles, 17 de agosto de 2011

Focalizados en lo primordial

Colosenses 3:1-3: “Si,  pues,  habéis resucitado con Cristo,  buscad las cosas de arriba,  donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba,  no en las de la tierra. Porque habéis muerto,  y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.


Cuando nacemos de nuevo, algo sorprendente acontece con nosotros; las cosas viejas pasaron, ahora todas son hechas nuevas. Nuestras prioridades de vida ahora son otras; hacer la voluntad de Dios. Pablo, cuando nos dice que pongamos la mira en lo celestial nos pide que nuestra motivación de vida tiene que ser aquello que va a repercutir en nuestra eternidad.

Muchas veces nuestras vidas están lejos de ello porque estamos focalizados en las cosas terrenales y es en ese momento cuando nuestros estudios, trabajos, viajes, bienestar económico, entre otros, se convierten en grandes excusas para concentrarnos en aquello que debería tomar nuestra mayor atención. Y es que, cuando todas estas cosas no tienen un propósito correcto en nuestras vidas, llegan a convertirse en un poderoso distractor de la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Los tiempos que vivimos están difíciles y cada vez más el enemigo utiliza las más sutiles artimañas para entretener a los hijos de Dios y alejarnos de la voluntad perfecta de Dios.

¿Qué hacer frente a ello? Algo urgente y determinante debe ser considerado por cada uno de nosotros; y entender que lo espiritual es vital para cada uno de nosotros y debe ser aquello que nos llene de alegría, gozo y amor. Una vida llena de la presencia de Dios, es una vida que realmente busca las cosas celestiales; y no hablo de fanatismo desorbitante, sino de un estilo de vida que marca el ritmo de vida de nuestro día a día, una vida que se desarrolla naturalmente a través de la llenura del Espíritu Santo, el mismo que nos hace entender que si estudiamos, trabajamos o lo que fuere, servirá para cumplir el propósito de Dios para nuestras vidas en la tierra. Una vida de oración, de estudio de la Palabra de Dios, de ayuno, de misericordia, de comunión unos con otros; todo ello va a repercutir grandemente sobre nuestras vidas. Buscar la presencia de Dios debe ser la razón de nuestra existencia.

Sea esta nuestra motivación: Porque ahora estamos muertos para las cosas de esta vida, pues ya no vivimos nosotros sino Cristo en nosotros. Entendamos aquello para lo cual realmente Dios nos ha escogido y llamado; obedezcamos su voz.

1 comentario:

  1. Muito boa mensagem...precisamos priorizar pra valer o Reino de Deus...que Deus o abençoe!

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